Adaptador Enchufe Viajero Inglés Europeo X 1 Unidades

El infame adaptador de enchufe europeo a argentino. ¡qué pieza de ingeniería cósmica! uno llega a esta bendita tierra, con sus aparatejos europeos, llenos de esa pulcritud germánica o esa sofisticación francesa, y ¡zas! la pared te mira con esos ojitos planos e inclinados, como diciendo: "acá se hace a nuestra manera, che". Entonces aparece él, el adaptador. Una suerte de intérprete bilingüe eléctrico, un mediador entre la rigidez teutona de los dos pinchos redondos y la relajada diagonalidad rioplatense. Uno lo mira y piensa: "¿en serio? ¿esta cosita de plástico va a lograr semejante hazaña?". Parece más un juguete de esos que venían en el huevo kinder, pero con la seria misión de no electrocutarte (esperemos). Uno lo enchufa con una mezcla de esperanza y escepticismo, como cuando prueba un invento casero del tío cacho. Y, milagro, ¡funciona! por un instante, uno se siente como un ingeniero de la nasa, conquistando nuevos territorios eléctricos. ¡mi tostadora alemana ahora puede quemar pan con acento porteño! pero no nos engañemos, este adaptador tiene su lado b. A veces queda medio flojo, como un bandoneón desafinado. Uno teme que al menor movimiento se desconecte, dejando tu celular con la batería en rojo justo cuando ibas a mandar ese meme genial a tus amigos. Y ni hablar de su estética. Suele ser un bloque blanco, sin gracia alguna, que desentona con todo lo demás. Es como invitar a un punk a una fiesta de gala. Pero bueno, al final del día, este aparatito cumple.