¿Cuál es el final alternativo de Atracción Fatal y cómo era?

Pocas películas dejaron una huella tan fuerte en la cultura pop como

(1987). El final que llegó a los cines se volvió inolvidable, pero no fue el que los creadores pensaron en un principio: hubo otra versión que mostraba un cierre muy distinto, y que cambió el sentido de toda la historia.

En este artículo te vamos a contar cuál fue ese final alternativo, por qué se filmó, qué lo diferencia del que se vio en pantalla y cómo reaccionaron las personas involucradas. También repasamos su impacto en el cine, la figura de Glenn Close y lo que esta decisión dice sobre la relación entre el arte y el público.

Antes de meternos de lleno en los finales, va una breve sinopsis de la película, ideal para quienes todavía no la vieron o quieren refrescar la memoria. Atracción Fatal empieza con una elección impulsiva… y termina en un caos total.

Dan Gallagher (Michael Douglas), un abogado exitoso con familia, tiene un romance fugaz con Alex Forrest (Glenn Close), una mujer que conoce durante un fin de semana. Lo que parecía algo pasajero se transforma en una amenaza que crece cada vez más.

A medida que Alex se obsesiona con él, la tensión escala hasta volverse peligrosa. La historia se convierte en un thriller psicológico donde nadie sale ileso y todo gira alrededor de una sola pregunta: ¿hasta dónde puede llegar una obsesión?

La versión original pensada por los creadores de Atracción Fatal tenía un desenlace muy diferente al que finalmente se estrenó. En lugar de una escena cargada de violencia y tensión, la historia terminaba con un giro mucho más psicológico y oscuro.

En ese final alternativo, Alex Forrest se quitaba la vida y lograba que pareciera un asesinato cometido por Dan Gallagher. El personaje de Michael Douglas era arrestado, mientras que la única prueba que lo salvaba —una grabación de audio donde Alex confesaba todo— aparecía recién al final.

Este desenlace iba en una dirección más íntima y trágica, donde la obsesión y el sufrimiento mental eran el eje. La película se estrenó inicialmente en Japón con el final original, que también apareció en la edición en VHS y LaserDisc lanzada por Paramount en 1992 y en la versión en DVD diez años después. Sin embargo, al estrenar en Estados Unidos, ya tenía el final definitivo.

Desde el inicio, la intención del equipo creativo era que Atracción Fatal fuera un thriller psicológico, más centrado en el conflicto emocional que en el espectáculo. El final original iba en esa línea: mostraba el deterioro mental de Alex y cómo su obsesión arrastraba a Dan a una situación sin salida.

El objetivo era generar incomodidad, no alivio. La escena final no ofrecía un castigo evidente ni una “victoria” para nadie. Al contrario, dejaba al espectador con una sensación de culpa compartida y un debate moral abierto.

Ese final alternativo buscaba mostrar el daño colateral de una relación extramatrimonial sin apoyarse en la acción. En lugar de una muerte violenta, proponía una destrucción más silenciosa y, quizás, más realista.

Después de algunas proyecciones de prueba, el público no reaccionó como esperaban. Muchas personas sintieron que el desenlace original era demasiado apagado y que dejaba al protagonista como una víctima pasiva, sin resolución clara del conflicto.

Los productores tomaron nota de eso. Apostaron entonces por un cierre más intenso, donde Alex se convierte en una amenaza física que debe ser detenida. La famosa escena del baño, que terminó siendo un ícono, fue filmada después para reemplazar el final inicial.

El cambio respondió a una lógica comercial y emocional: querían una catarsis más directa, algo que el público pudiera digerir con más claridad. Y, a juzgar por el impacto que tuvo la versión final, lograron su objetivo.

Aunque ambas versiones llegan al mismo punto de tensión, lo que cambia es la forma de resolver el conflicto y el mensaje que queda al final. En el final alternativo, como dijimos, la historia termina con Alex manipulando la situación hasta provocar su propia muerte y culpar a Dan, sin que nadie se entere de la verdad hasta el último minuto.

En cambio, el final estrenado en cines convierte a Alex en una amenaza física directa. La escena en el baño, donde irrumpe con un cuchillo, pone a Dan y su esposa en peligro inmediato. Y es ella, Beth (Anne Archer), quien finalmente dispara y detiene a Alex.

Mientras que el final original plantea una culpa más difusa, el final modificado ofrece una resolución más clara: hay una villana, una víctima y una respuesta contundente. Esa diferencia marcó no solo el tono de la película, sino también cómo fue recibida por el público.

Glenn Close no solo interpretó a Alex Forrest, sino que también se involucró profundamente en cómo debía construirse el personaje. Durante el rodaje, defendió el final original porque consideraba que representaba mejor el estado mental de Alex, sin reducirla a una figura meramente violenta.

Cuando le comunicaron que filmarían una nueva escena con un final diferente, Close tuvo serias dudas. Según contó en entrevistas, sintió que el cambio simplificaba al personaje y lo alejaba de una representación más realista de los trastornos emocionales.

Aun así, la actriz aceptó grabar la nueva escena. Se preparó con una psicóloga para interpretar a una mujer en estado de colapso. Aunque su actuación fue elogiada en ambas versiones, Glenn Close dejó en claro que el final alternativo tenía más sentido para ella desde lo emocional y lo narrativo.

La escena del baño, con Alex saliendo de la bañera y atacando con un cuchillo, se convirtió en una de las más recordadas del cine de los años 80. No solo cambió la intensidad del final, sino que redefinió la figura de la “mujer fatal” dentro del género.

Muchas personas salieron del cine con esa imagen grabada. La mezcla de suspenso, violencia y resolución inmediata funcionó como un golpe emocional que cerraba la historia con fuerza. Esa elección convirtió a Atracción Fatal en un referente del thriller psicológico moderno.

A lo largo de los años, la película fue parodiada, citada y debatida. La escena del baño marcó una época y generó una conversación cultural sobre el deseo, la infidelidad y el miedo a las consecuencias. El final estrenado no solo cambió la historia: cambió cómo se hablaba del film.

El cambio de final en Atracción Fatal muestra hasta qué punto las decisiones narrativas pueden estar influenciadas por la reacción del público. Lo que comenzó como una historia oscura y ambigua, terminó siendo un thriller con una resolución clara, pensada para dejar a las personas con una sensación de justicia.

Este giro evidencia cómo las emociones del público pueden moldear una obra antes de su estreno. En este caso, la necesidad de un cierre más visceral y menos introspectivo terminó marcando el destino de la película y de sus personajes.

También plantea una pregunta más amplia: ¿hasta qué punto una historia debe adaptarse a las expectativas del público? En Atracción Fatal, esa tensión entre lo artístico y lo comercial definió el tono del final, y sigue siendo tema de debate hasta hoy.

Además del debate en torno a su final, Atracción Fatal esconde varios detalles detrás de cámara que sorprenden. Estos datos muestran cómo se construyó una de las películas más comentadas de los años 80:

Atracción Fatal no es solo una historia de obsesión. Es también un reflejo de cómo cambian las narrativas según el contexto, el público y lo que una época espera de sus personajes. Su final, en cualquiera de sus versiones, sigue despertando conversaciones sobre culpa, deseo y consecuencias.

La película marcó un antes y un después en el cine de suspenso y todavía hoy provoca reacciones intensas. Ya sea por su tensión, por la actuación de Glenn Close o por lo que representa, es una historia que vale la pena revisitar con otra mirada.

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