El Otro Despertar (la Vida Después De La Vida)

Descripción

INTRODUCCION

Soledad en el saber
Durante muchos años me tuve que mantener casi en el silencio absoluto resguardando un conocimiento que recibo sobre la vida después de la vida.

Algunos conocidos o amigos integrantes del FUPEC inicial tenían acceso, a través de preguntas que me hacían, a tan profundo e insondable tema. En algunos casos, en entrevistas tocaba solapadamente este conocimiento, ya que sabía por una instrucción recibida que tal conocimiento no podía ser entendido en ese momento por varias razones.

Una de esas razones es la memoria acumulativa del ser humano, en donde todos nacemos con una memoria incorporada sobre tema trascendentales y en el transcurso de nuestra vida, esa estructura de “hielo” que genera el conocimiento enfrascado en parámetros temporales no puede ser quebrado, pues genera en nosotros como un rechazo automático a algo que ya tenemos como asumido, como una verdad absoluta y que no merece cambios.

Esa pasividad de nuestra mente nos genera cierto grado de tranquilidad al tener aparentemente resuelto algo que hasta nos parece lógico e irrefutable.

Hace muchos años, el principio de lo que llamo mi primera etapa de contacto y difusión, representa el inicio de la recepción de determinados conocimientos difíciles de retransmitir en forma abierta y masiva. En ese momento que puedo catalogar o determinar como a mediados de 1985, en cada salida o experiencia de campo que experimente en esos años, hacía preguntas antes las naves que se presentaban en los contactos. En una de estas experiencias, mi pregunta fue muy concreta, la hice en forma mental y fue la siguiente:

¿Qué ocurre después de la muerte? Y la respuesta fue clara y contundente:

“No hay Fin, hay Finalidad en la expansión de la vida humana, profundicen el Gen”.

Claro en ese tiempo, a más de 30 años de escribir estas líneas, parecía chino básico para alguien que no es un científico, genetista o algo parecido, pero de a poco fui recibiendo en cada experiencia nueva información que se iba agregando a ese inicio casi ininteligible.

Poco a poco parecía que algo, una palabra, una sensación, sumaba un componente que ampliaba los conceptos, hasta que al fin llego la clave 33 en la cual me dan la siguiente información: Cada uno de nosotros somos una Sumatoria, Biológica, Genética y Espiritual.

El concepto fue sólo éste aunque, poco a poco, se fue aclarando hasta que lo publico, por primera vez, en los Boletines “Encuentro Cósmico” y después en el Tomo 1° del Plan Cósmico y, por supuesto, en este libro ampliando ese concepto.

Es evidente que tener esta recepción, esta información, este conocimiento inmenso hace tantos años, conllevaba a una soledad intelectual muy profunda, sólo consolada por muy, muy pocas persona. Igualmente hubo algo que me dio cierto grado de tranquilidad, ya que paralelamente me transmiten que este era un concepto muy avanzado para ese tiempo, pero que “la nueva humanidad” lo iba a entender aunque esto sería en futuro próximo.

Allí, poco a poco, será entendido para que a través de las nuevas generaciones fueran almacenando ese conocimiento de generación en generación, hasta ser el concepto común y asumido en la memoria evolutiva de la Nueva Era.

También me indican que no debía preocuparme en ese momento inicial en hacer entender esto; que si surgían las preguntas en mis conferencias debía contestar diciendo lo que sabía, aunque no debía esperar eco y asentimiento en los que escucharan la respuesta.

Con el tiempo también aprendí que, en ciertos momentos, aunque la pregunta sea efectuada, debía moderar y adecuar la respuesta de acuerdo a quien me la hacía. Esto lo aprendí en mis conferencias, pero en un programa televisivo en la mesa con Mirtha Legrand donde presento el Tomo 2 del Plan Cósmico allí Mirtha me realiza la pregunta y claro, la respuesta no tuvo eco por lo cual aprendí.

Así todo pasaron los años y nuevamente hasta que en Telefe en el programa “Am”, con Leo Montero y Verónica Lozano a principios del 2015, pude transmitir ese concepto profundo y complejo, pero que fue escuchado con respeto y atención.

Si bien en otro programa, años antes con Horacio Embón en el canal Infinito, aunque superficialmente pude hablar de este tema, considero ese programa en Telefe como algo especial donde resumidamente pude transmitir este profundo y trascendental concepto.

Pues bien, aquí estamos casi a fines del año 2016 escribiendo después de 30 años este libro tratando de dar Luz a tan profundo misterio.

Espero que los capítulos que leerán a continuación, puedan ser de su agrado, aunque seguramente faltan otros 30 años para que pueda ser mayoritariamente entendido este libro. Sé que no voy a estar físicamente, ¡pero sí espiritualmente y en la genética de aquellos en quienes reencarne!

Dante Franch.