The Soloist A Lost Dream, An Unlikely Friendship, And The R, De Lopez, Steve. Editorial Berkley, Tapa Blanda En Inglés, 2010

Descripción

The Soloist: A Lost Dream, An Unlikely Friendship, and the Redemptive Power of Music es una historia verídica que se convirtió en bestseller del New York Times e inspiró una película importante. Es un relato inolvidable de esperanza, corazón y humanidad. El periodista Steve Lopez descubre a Nathaniel Ayers, un ex estudiante de contrabajo clásico en Julliard, tocando su corazón con un violín de dos cuerdas en Skid Row de Los Ángeles. Profundamente afectado por la belleza de la música de Ayers, Lopez se propone cambiar la vida del prodigio, solo para descubrir que su relación tendría un cambio profundo en la suya propia.

"Un retrato íntimo de la enfermedad mental, de la negligencia social atroz y de la lucha por resucitar a un prodigio caído." - Mark Bowden, autor de Black Hawk Down.

Elogios para Steve Lopez y The Soloist:
"Lopez es un reportero excepcional. The Soloist es conmovedor, sabio y divertido." - Sylvia Nasar, autora de A Beautiful Mind.
"Una lectura desgarradora, pero en última instancia esperanzadora." - Essence.
"Una historia completamente convincente." - Pete Earley, autor de Crazy: A Father's Search Through America's Mental Health Madness.
"Con un humor autocrítico, prosa rápida pero elegante y honestidad sin reservas, Lopez cuenta una historia inspiradora de desesperación y esperanza." - Publishers Weekly (reseña destacada).
"Conmovedor y tiernamente brusco... Lopez merece felicitaciones por ser la única persona que no desvió la mirada y pasó de largo del hombre desaliñado con el violín." - Edward Humes, periodista ganador del Premio Pulitzer escribiendo para Los Angeles Times.

Acerca del autor:
Steve Lopez es autor de varios libros, incluyendo The Sunday Macaroni Club y The Soloist. En 2009, The Soloist se convirtió en una película protagonizada por Robert Downey Jr. y Jamie Foxx. Lopez es columnista del Los Angeles Times y vive en California.

Extracto. © Reimpreso con permiso. Todos los derechos reservados.
Prefacio:
Estoy a pie en el centro de Los Ángeles, apresurándome de regreso a la oficina con otro plazo inminente. Es entonces cuando lo veo. Está vestido con harapos en una concurrida esquina del centro de la ciudad, tocando Beethoven en un violín maltratado que parece haber sido sacado de un contenedor.

"Eso sonó bastante bien", le digo cuando termina.

Él retrocede tres pasos, mirándome con sospecha. Veo el nombre de Stevie Wonder tallado en la cara del violín, junto con garabatos hechos con rotulador.

"Oh, muchas gracias", dice, obviamente halagado. "¿En serio?"

"No soy músico", respondo. "Pero sí. Me sonó bien."

Él es negro, poco más de cincuenta años, con ojos color caramelo que se calientan con el cumplido. Está parado junto a un carrito de compras repleto de todas sus pertenencias, y a pesar de la ropa sucia y desaliñada, hay una elegancia desaliñada en él. Habla con un ligero acento regional que no puedo ubicar. Tal vez sea del Medio Oeste o cerca de los Grandes Lagos, y parece que le han dicho que siempre se mantenga erguido, que articule, que se porte con orgullo y que respete a los demás.

"Estoy tratando de volver a la forma", dice. "Pero voy a volver a entrar, a tocar mejor. Solo necesito seguir practicando."

"¿Así que te gusta Stevie Wonder?" pregunto.

"Oh, sí, ciertamente. You Are the Sunshine of My Life. My Cherie Amour. Supongo que no debería haber escrito su nombre en mi violín, sin embargo."

Escribo una columna para Los Angeles Times. El trabajo es un poco como pescar. Sales y sueltas una línea, lanzas una red. Estoy pensando que este violinista vagabundo es una columna. Tiene que serlo.

"Estoy apurado en este momento", le digo, "pero me gustaría volver y escucharte tocar de nuevo."

"Oh, está bien", dice, sonriendo agradecido pero con trepidación. Parece un hombre que ha aprendido a no confiar en nadie.

"¿Siempre tocas en este lugar?" pregunto.

"Sí", dice, señalando con su arco al otro lado de la calle hacia Pershing Square, en el corazón del centro de Los Ángeles. "Me gusta estar cerca de la estatua de Beethoven para inspirarme."

Este hombre podría resultar ser un hallazgo raro en una ciudad de gemas por descubrir, tocando el violín en compañía de Beethoven. Dejaría todo si pudiera y pasaría unas horas sacando la historia de él, pero eso tendrá que esperar.