Caja manual o automática: ventajas y desventajas

Conocer las diferencias entre la transmisión manual y la transmisión automática te puede ayudar a definir cuál elegir. Claves para entender las distintas cajas de velocidades, sus pros y sus contras.

En los últimos años, el mercado automotor argentino comenzó a experimentar una mayor comercialización de vehículos con transmisión automática. No sólo en los segmentos de alta gama -cómo ocurrió históricamente- sino también entre los autos compactos, que son económicamente los más accesibles. De ahí surge la pregunta inexorable: caja manual o automática. ¿Cuál es mejor? ¿Cuáles con las ventajas y desventajas?

Para quienes estén detrás de la compra de un automóvil, es bueno tener en cuenta las diferencias entre los autos con 

 o 

, además de las ventajas y desventajas de cada una.

La caja de velocidades o transmisión es el mecanismo por el cual el giro del motor llega a las ruedas. Este mantiene las revoluciones más o menos constantes y es, justamente, el encargado de variar la velocidad de los ejes de rodaje.

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Obviamente, siempre entra en juego la variable “calidad” de cada mecanismo pero, en líneas generales, los autos con transmisión automática le otorgan al conductor mayor confort y comodidad. ¿Por qué? Básicamente porque utiliza un conjunto de engranajes plenarios que permiten la variación de la relación de transmisión, sin tener que engranar piñones diferentes.

De esta manera, una serie de embragues (en el caso de las más modernas cuenta con más de uno) y frenos decide cuáles componentes giran y cuáles permanecen inmóviles para modificar la entrada y la salida del sistema.

La caja manual, en cambio, no puede alterar por sí sola la relación de transmisión: esta tarea es exclusivamente del conductor, quien debe hacerlo por medio de la palanca de cambios o selectora. Cabe destacar que el mecanismo interior de este tipo de transmisiones es más simple, al mismo tiempo que duradero y sencillo de reparar.

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Los autos con transmisión automática, además de proporcionarle al usuario mayor confort y la posibilidad de tener permanentemente ambas manos sobre el volante, tienen el gran beneficio de la reducción de desgaste de elementos como el embrague.

Esto permite mantener descansado el pie izquierdo, ya que con esta caja no se necesita accionar el embrague cada vez que debamos rebajar o poner una marcha mas: por ejemplo, durante embotellamientos o al salir de un semáforo.

Sin embargo, para los conductores más puristas que desean sentir “el control” sobre el vehículo, la caja automática pierde cierta eficiencia, ya que suelen tener marcados retrasos a la hora de engranar los cambios cuando se desea acelerar repentinamente: una situación muy común se da al momento de realizar un sobrepaso en ruta.

En ese sentido, el dilema caja manual o automática siempre está latente. Un dato no menor es que, generalmente, el

de los autos “manuales” es más eficiente que en los “automáticos”, ya que el conductor puede acortar el giro del motor para no llevarlo al corte de la inyección y, en consecuencia, optimizar el nivel de consumo.

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En un auto automático prescindís del pedal de embrague y la palanca de cambios convierte la circulación en un plácido paseo: simplemente frenamos y aceleramos con toda simplicidad.

Es clave conocer las posibilidades que nos ofrece el auto que manejamos, que pueden varias según los países o marcas:

Un coche automático tiene sólo dos pedales: el freno y el acelerador. Lo primero que debés hacer para conducir es pisar el pedal del freno y encender el auto con la llave. Después, tenés que cambiar la palanca de P (parking) a D (drive). En muchos autos automáticos tenés que oprimir un botón que se encuentra en la empuñadura de la palanca para que la puedas mover.

Para alcanzar más velocidad, deberás pisar el acelerador suavemente. A diferencia del auto con caja manual, no será necesario que cambies de velocidad: la transmisión lo hará por vos de forma gradual cuando aceleres.

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