¿Cómo termina La guerra de los mundos y por qué sorprende?

A lo largo del tiempo, pocas historias lograron representar con tanta potencia el miedo a lo desconocido como

(2005). La película dejó a muchas personas con una sensación inquietante al ver cómo una invasión alienígena desmorona todo lo que damos por sentado. Su desenlace, lejos de ser épico o clásico, despierta más reflexión que acción.

En este artículo vamos a contarte cómo termina la historia y qué sentido tiene ese final, pero también vamos a repasar de qué trata la película, qué diferencias tiene con el libro original, cómo fue recibida por la crítica, qué simboliza cada elemento de la trama y qué curiosidades se esconden detrás de esta producción. Todo, pensado para que redescubras esta obra con otra mirada.

La historia sigue a Ray Ferrier (Tom Cruise), una persona común que intenta proteger a sus hijos, interpretados por Dakota Fanning y Justin Chatwin, en medio de un ataque alienígena repentino. En cuestión de minutos, lo cotidiano se transforma en caos, y cada decisión se vuelve una cuestión de supervivencia. A medida que las ciudades caen, el viaje se vuelve cada vez más personal y emocional.

La guerra de los mundos, entonces, no es solo una invasión extraterrestre, sino también una exploración del miedo humano, la familia y la resiliencia frente a lo inevitable. Si bien el enfoque principal es la destrucción causada por los tripods, la verdadera historia se centra en cómo reaccionamos cuando todo lo que conocemos deja de existir. Este resumen de La guerra de los mundos nos muestra que, incluso frente a lo inexplicable, seguimos buscando una salida.

La versión cinematográfica de La guerra de los mundos dirigida por Steven Spielberg toma varios elementos de la novela de H. G. Wells, pero también introduce cambios sustanciales para adaptarse a una nueva época. Uno de los principales ajustes es el contexto temporal: mientras que el libro transcurre en la Inglaterra del siglo XIX, la película se sitúa en Estados Unidos a comienzos del siglo XXI.

Entre las diferencias con el libro La guerra de los mundos también se destacan los personajes. En la novela, el protagonista es un narrador sin nombre y sin familia directa, mientras que en el film, Ray Ferrier tiene una historia más íntima y emocional ligada a su rol como padre. Además, el tono general del libro es más reflexivo y filosófico, mientras que la película tiene un enfoque visualmente más intenso y dramático, con secuencias de acción que apelan a la tensión constante.

Ray Ferrier, interpretado por Tom Cruise, es una figura compleja. Es un padre separado, algo irresponsable y con una relación frágil con sus hijos. Pero a lo largo de la historia, se ve obligado a tomar decisiones difíciles y a madurar de golpe frente a una amenaza incontrolable.

Lo interesante de su personaje no es solo su transformación, sino cómo representa a una persona común enfrentando algo inmensamente superior. Cruise logra transmitir el miedo, la frustración y también la vulnerabilidad sin caer en exageraciones. En este sentido, Ray no es un héroe clásico, sino una figura humana con contradicciones, marcada por el instinto de protección y los errores del pasado.

Después de atravesar paisajes destruidos y escapar de múltiples amenazas, Ray finalmente llega a Boston con su hija (Dakota Fanning). Lo que encuentran ahí es desconcertante: las máquinas alienígenas, que parecían imparables, se están derrumbando solas. Ya no atacan. Algo invisible las está frenando. En ese mismo lugar, ocurre lo inesperado: su hijo (Justin Chatwin), a quien creían perdido, aparece con vida.

El desenlace puede parecer abrupto, pero encierra una idea poderosa. La humanidad no se impone por armas ni estrategia militar. Los invasores caen por algo mucho más simple: no están preparados para sobrevivir en nuestro planeta. Lo que parecía un giro fácil termina dejando un mensaje que invita a pensar.

Aunque parezca increíble, los extraterrestres no son derrotados por ningún ejército. Lo que los destruye son organismos microscópicos con los que convivimos a diario. En su afán de conquistar, nunca imaginaron que el verdadero obstáculo sería biológico.

El sistema inmunológico humano, fortalecido por siglos de evolución, actúa como una barrera natural que los invasores no pueden atravesar. Esa vulnerabilidad inesperada hace que su tecnología no sirva de nada. Lejos de una solución mágica, el final tiene una lógica coherente que conecta con nuestra realidad.

El desenlace es más que el cierre de una invasión. Deja entrever la fragilidad de aquellas potencias que se creen invencibles. Incluso lo más avanzado puede caer ante lo más simple. En ese contraste se juega el verdadero mensaje de la historia.

Cuando H. G. Wells escribió el libro original, lo hizo como crítica al colonialismo. En la película, esa metáfora se mantiene: una fuerza que llega sin conocer el territorio, creyéndose superior, termina cayendo por no entender el entorno. El final no solo resuelve la trama, sino que plantea una reflexión sobre los límites del poder y la resistencia de lo cotidiano.

Uno de los momentos más tensos del film ocurre cuando Robbie, el hijo de Ray, se separa del grupo en medio del caos. Decide correr hacia el frente del conflicto, sin garantías de volver. Durante un buen tramo de la historia, no se sabe qué fue de él.

Al final, cuando Ray y su hija llegan a Boston, encuentran que Robbie está vivo. No se explica cómo sobrevivió, pero su aparición sirve como cierre emocional para la familia. Esa escena aporta alivio y completa el viaje personal del protagonista, que pasó de ser un padre distante a alguien dispuesto a arriesgar todo por sus hijos.

Desde el primer minuto, La guerra de los mundos propone un clima de tensión constante. Pero hay momentos que se quedaron en la memoria de muchas personas por su intensidad visual y emocional. Estas son algunas de las escenas más impactantes de la película, que marcaron tanto a la crítica como al público:

Cada una de estas escenas aporta algo distinto, pero todas refuerzan la idea de que el peligro puede llegar desde cualquier lugar y que, muchas veces, no hay una salida heroica.

La historia detrás de La guerra de los mundos tiene varias curiosidades que vale la pena conocer. Desde su origen literario hasta su impacto cultural, estos datos muestran cómo esta obra se convirtió en un clásico de la ciencia ficción:

Aunque pasaron años desde su estreno, La guerra de los mundos sigue dando que hablar. Su forma de mostrar el miedo, la incertidumbre y la capacidad humana para adaptarse a lo desconocido mantiene vigente el relato, más allá de los efectos especiales.

Es una historia que no se apoya en héroes tradicionales, sino en personas comunes que enfrentan lo imposible con lo que tienen a mano. Y quizás ahí está su mayor acierto: recordarnos que, incluso en el peor escenario, seguimos buscando sobrevivir, proteger y avanzar.

Si todavía no viste esta película o querés volver a verla con otra mirada, podés encontrarla gratis en

. Y si te quedaste con ganas de más ciencia ficción, explorá el resto del catálogo que hay mucho más para descubrir.