Grease vs. Grease 2 ¿Qué versión envejeció mejor?

El verano de 1978 nos trajo un fenómeno cultural con canciones pegadizas y romances de secundaria:

Grease

. Su éxito fue tan masivo que, inevitablemente, Hollywood intentó recapturar la magia con una secuela. Cuatro años después, en 1982, llegó

Grease 2

, con nuevas caras y una premisa similar pero invertida.

Hoy, décadas después, la pregunta persiste: ¿Cuál de estas representaciones de la juventud de los años 50 (vista a través del prisma de los 70 y 80) ha resistido mejor el paso del tiempo? Analicemos ambas películas en detalle.

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Amor, rebeldía y brillantina en la secundaria más icónica del cine

Grease (Vaselina) - 1978: la alquimia de un clásico imperecedero

Resumen de la trama

La narrativa de Grease arranca con la melancolía de un amor de verano que se presume efímero: "Summer Nights" encapsula perfectamente este inicio agridulce. Danny Zuko, el carismático pero superficial líder de los T-Birds, y Sandy Olsson, la dulce e ingenua joven australiana, se despiden creyendo que no volverán a verse. El destino, o más bien la decisión de los padres de Sandy de no regresar a Australia, los reúne en Rydell High.

Aquí es donde el conflicto principal toma forma: Danny, presionado por su imagen de chico rudo ante los T-Birds (Kenickie, su segundo al mando y dueño del destartalado "Greased Lightnin'"; Doody, el aspirante a guitarrista; Sonny, el eterno bromista; y Putzie, el más ingenuo del grupo), inicialmente desprecia a Sandy en público, rompiéndole el corazón.

Sandy encuentra consuelo y amistad en las Pink Ladies, un grupo tan icónico como los T-Birds, liderado por la cínica y experimentada Betty Rizzo. A ella se unen Frenchy, la aspirante a esteticista con un corazón de oro y una tendencia a soñar despierta (memorable su secuencia con el ángel adolescente Frankie Avalon en "Beauty School Dropout"); Marty, la más sofisticada y coqueta, que mantiene correspondencia con varios marines; y Jan, la más glotona y simpática.

A lo largo del año escolar, la relación de Danny y Sandy atraviesa múltiples altibajos, puntuados por números musicales que se han vuelto legendarios. Desde el intento de Danny por mostrar un lado más sensible practicando deportes (y fallando estrepitosamente) hasta la noche del baile escolar televisado ("Born to Hand Jive"), donde una trampa de Cha-Cha DiGregorio, ex novia de Danny, separa momentáneamente a la pareja. Momentos clave como la fiesta de pijamas de las Pink Ladies ("Look At Me, I'm Sandra Dee"), la noche en el autocine que termina mal ("Sandy"), y la transformación de Kenickie y su auto ("Greased Lightnin'") antes de la carrera en Thunder Road, son fundamentales para el desarrollo de los personajes y la trama.

La subtrama de Rizzo y Kenickie, marcada por un embarazo que resulta ser una falsa alarma, añade una capa de realismo y vulnerabilidad, especialmente a través de la poderosa balada "There Are Worse Things I Could Do" interpretada por Rizzo. Finalmente, es la transformación radical de Sandy en el carnaval de fin de curso –pasando de una chica de cárdigan y falda a una femme fatale enfundada en cuero al son de "You're the One That I Want"– la que sella la reconciliación con Danny, quien a su vez también muestra disposición a cambiar por ella. La película cierra con "We Go Together", una oda a la amistad y al futuro incierto pero esperanzador.

Reparto principal y el ascenso al estrellato

John Travolta (Danny Zuko)

Travolta ya era una estrella televisiva gracias a Welcome Back, Kotter y acababa de reventar la taquilla mundial con Saturday Night Fever (1977). Grease consolidó su estatus como uno de los actores más magnéticos y versátiles de su generación, capaz de bailar, cantar y actuar con un carisma arrollador.

Olivia Newton-John (Sandy Olsson)

Una superestrella de la música pop y country a nivel mundial, con varios premios Grammy en su haber. Aunque tenía experiencia actoral previa (notablemente en la película de ciencia ficción Toomorrow de 1970), Grease fue su gran salto al estrellato cinematográfico global, demostrando su encanto y talento vocal en un nuevo medio. Su química con Travolta fue palpable.

Stockard Channing (Betty Rizzo)

Actriz de teatro y cine con una carrera ya establecida, Channing aportó una profundidad y un cinismo muy necesarios al personaje de Rizzo, convirtiéndola en una de las figuras más memorables y queridas de la película.

Jeff Conaway (Kenickie)

Conaway, quien interpretó a Danny Zuko en la producción original de Broadway, tuvo un papel destacado como el mejor amigo de Danny. Trágicamente, su vida posterior estuvo marcada por problemas de adicción.

Didi Conn (Frenchy)

Su interpretación de la dulce y algo despistada Frenchy la convirtió en un rostro familiar y querido.

Otros miembros como Barry Pearl (Doody), Michael Tucci (Sonny), Kelly Ward (Putzie), Jamie Donnelly (Jan) y Dinah Manoff (Marty) contribuyeron enormemente al espíritu coral y la energía del filme. Cameos de estrellas de los 50 y 60 como Eve Arden (Directora McGee), Sid Caesar (Entrenador Calhoun) y Frankie Avalon (Ángel Adolescente) añadieron un toque de autenticidad nostálgica.

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Un beso al atardecer que lo cambia todo

Detalles de producción

Del escenario a la pantalla

El musical de Broadway, obra de Jim Jacobs y Warren Casey, era más crudo y con un tono ligeramente más oscuro que la película. La adaptación cinematográfica suavizó algunos bordes y añadió canciones que se volverían icónicas. Allan Carr, el productor, fue fundamental en la visión de llevarla al cine.

Dirección y coreografía

Randal Kleiser, aunque no era un director de musicales experimentado, supo capturar la energía juvenil. La coreografía de Patricia Birch fue vital; sus números eran dinámicos, visualmente atractivos y perfectamente integrados en la narrativa, elevando cada canción a un espectáculo.

La banda sonora inmortal

El productor musical Louis St. Louis, junto con Jacobs y Casey y la adición de nuevas canciones escritas por John Farrar (para Olivia Newton-John, como "Hopelessly Devoted to You" –nominada al Oscar– y "You're the One That I Want") y Barry Gibb (la canción titular "Grease", interpretada por Frankie Valli), crearon una de las bandas sonoras más vendidas y queridas de todos los tiempos. Cada canción no solo avanzaba la trama o desarrollaba un personaje, sino que se convertía en un hit por derecho propio.

Diseño y estética

El vestuario de Albert Wolsky y el diseño de producción de Philip M. Jefferies crearon una versión hiperrealista y colorida de los años 50, que aunque no era estrictamente precisa históricamente, era visualmente deslumbrante y contribuyó enormemente al atractivo de la película.

Presupuesto y taquilla

Con un modesto presupuesto de $6 millones, Grease recaudó cerca de $400 millones a nivel mundial en su lanzamiento original y reestrenos, un testimonio de su masivo atractivo.

Recepción crítica y legado

Si bien algunos críticos de la época la consideraron algo ligera o formularia, la mayoría reconoció su energía contagiosa, el carisma de sus estrellas y, sobre todo, la calidad de su música. Variety la calificó como un "musical de rock 'n' roll vibrante y divertido", mientras que Roger Ebert, aunque con reservas, admitió su atractivo popular.

El legado de Grease es monumental. Ha influenciado la moda, ha generado innumerables producciones teatrales amateur y profesionales en todo el mundo, especiales de televisión, y una base de fans que se renueva con cada generación. Sus canciones son pilares de la cultura pop. Sin embargo, con el tiempo, también ha sido objeto de escrutinio por ciertos temas: la presión para que Sandy cambie su apariencia e identidad para conseguir al chico, y algunos comportamientos de los T-Birds que hoy se considerarían problemáticos.

Pese a esto, la película se disfruta mayoritariamente como una fantasía nostálgica, un escape a una época más "simple" (aunque idealizada). Su estatus de clásico es incuestionable, celebrado con reestrenos en cines y ediciones especiales en su 20º, 30º y 40º aniversario.

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Sandy cambia de look y deja a todos sin palabras

Grease 2 (Vaselina 2) - 1982: la difícil tarea de suceder a un ícono

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Stephanie busca amor en el chico más inesperado

Resumen detallado de la trama

Ambientada en 1961, dos años después de la graduación de la pandilla original, Grease 2 intenta invertir la dinámica de su predecesora. Michael Carrington (Maxwell Caulfield), un aplicado estudiante inglés y primo de Sandy, llega a Rydell High. Se enamora perdidamente de Stephanie Zinone (Michelle Pfeiffer), la nueva y hastiada líder de las Pink Ladies. Stephanie, sin embargo, ha terminado su relación con Johnny Nogerelli (Adrian Zmed), el arrogante y no muy brillante nuevo líder de los T-Birds (ahora llamados "T-Birds DiMucci" en algunas versiones o simplemente herederos del nombre), porque anhela un tipo de hombre diferente: un "Cool Rider", un motociclista misterioso y rebelde.

Michael, a pesar de su apariencia y modales de "cerebrito", decide transformarse en secreto en este motociclista enigmático para ganar el corazón de Stephanie. Esto implica aprender a manejar una moto, adquirir una chaqueta de cuero y adoptar una actitud desafiante, todo mientras mantiene su fachada de estudiante modelo durante el día. Sus intentos de cortejar a Stephanie como Michael son torpes y rechazados, pero como el "Cool Rider" anónimo, la intriga y la atrae.

Las subtramas incluyen las dinámicas dentro de las nuevas Pink Ladies (Paulette Rebchuck, Sharon Cooper, Rhonda Ritter) y los T-Birds (Goose McKenzie, Louis DiMucci, Davey Jaworski), que intentan mantener el legado de sus predecesores pero carecen de su carisma original. Paulette (Lorna Luft, hija de Judy Garland) tiene un interés romántico en Johnny, que este inicialmente ignora. Hay números musicales centrados en temas como la reproducción ("Reproduction", una clase de biología que se vuelve salvaje), los bolos ("Score Tonight") y un concurso de talentos ("Prowlin'"). La tensión aumenta a medida que Stephanie se siente más atraída por el "Cool Rider" y los T-Birds rivales, los Cycle Lords, amenazan con causar problemas. El clímax involucra una confrontación y la revelación de la identidad de Michael, llevando a Stephanie a aceptar al verdadero Michael, quien ha demostrado su valía y ha cumplido su fantasía.

Reparto principal y el destello de Pfeiffer

Maxwell Caulfield (Michael Carrington)

Actor británico de teatro, se esperaba que Grease 2 lo catapultara al estrellato internacional. Sin embargo, su actuación fue a menudo percibida como rígida y carente del carisma necesario para un protagonista de este tipo y el fracaso de la película afectó negativamente su carrera en el cine aunque continuó trabajando en televisión y teatro.

Michelle Pfeiffer (Stephanie Zinone)

En uno de sus primeros papeles protagónicos, Pfeiffer fue la revelación de la película. A pesar de la calidad general del filme, su belleza, talento y presencia en pantalla eran innegables. Su interpretación de Stephanie fue elogiada y demostró ser el trampolín para una carrera estelar en Hollywood.

Adrian Zmed (Johnny Nogerelli)

Conocido por la serie de televisión T.J. Hooker, Zmed interpretó al líder de los T-Birds. Si bien enérgico, su personaje a menudo resultaba más irritante que carismático.

Lorna Luft (Paulette Rebchuck)

Aportó su talento vocal y presencia, pero el material no le permitió brillar tanto como podría haberlo hecho.

El resto del reparto, incluyendo a Christopher McDonald (Goose), Peter Frechette (Louis), Maureen Teefy (Sharon), y otros, cumplieron sus roles, pero pocos lograron destacar o crear personajes tan memorables como los de la original. Algunos actores de la primera película, como Didi Conn (Frenchy) y Sid Caesar (Coach Calhoun), hacen cameos, intentando crear un puente que no termina de funcionar.

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Stephanie rechaza a Johnny frente a las demás Pink Ladies

Detalles de producción y las sombras del fracaso

La presión de la secuela

Paramount Pictures, ansiosa por replicar el monumental éxito de Grease, puso en marcha la secuela. Allan Carr también estuvo involucrado inicialmente pero el proyecto recayó en Patricia Birch para la dirección.

Patricia Birch al mando

Su experiencia como coreógrafa de la original y de la obra de Broadway parecía una elección lógica. Sin embargo, la transición a directora de una película de esta envergadura resultó desafiante. Se dice que el ambiente en el set no fue tan armónico como en la primera.

Música olvidable

La banda sonora, compuesta por diversos artistas bajo la supervisión de Louis St. Louis (quien también trabajó en la primera), no logró producir ningún éxito comparable. Canciones como "Back to School Again" (al inicio), "Score Tonight", "Girl for All Seasons" o "Rock-a-Hula Luau (Summer Is Coming)" son en su mayoría consideradas inferiores. "Cool Rider" es quizás la única canción que ha perdurado con cierto cariño entre los fans de la película, principalmente por la interpretación de Pfeiffer.

Presupuesto duplicado, retorno mínimo

Con un presupuesto estimado de $11-13 millones (casi el doble que la original), Grease 2 recaudó apenas $15 millones en Estados Unidos, un fracaso rotundo en comparación.

Intentos de modernización fallidos

La película intentó capturar un espíritu ligeramente más "ochentero" en su música y estilo, pero esto chocó con la ambientación de los 60 y la fórmula nostálgica que se esperaba.

Recepción crítica y el culto tardío

La crítica fue brutal. Leonard Maltin la calificó como "atroz", y la mayoría de los críticos la destrozaron por su guión débil, actuaciones mediocres (con la excepción de Pfeiffer) y canciones poco inspiradas. Se la vio como un intento cínico y fallido de sacar provecho de una marca exitosa.

Sin embargo, el tiempo tiene formas curiosas de revalorizar ciertas obras. En las décadas siguientes, Grease 2 comenzó a desarrollar un seguimiento de culto. Sus fans aprecian su extravagancia ("campiness"), algunos de sus números musicales más absurdos (como "Reproduction"), y la actuación estelar de Michelle Pfeiffer. También hay quienes ven en Stephanie Zinone un personaje femenino más fuerte e independiente que Sandy, ya que es Michael quien debe cambiar radicalmente para adaptarse a los deseos de Stephanie. Estas proyecciones de medianoche y discusiones en línea le han otorgado una segunda vida, no como un buen filme en el sentido tradicional sino como un "placer culposo" entrañable y objeto de fascinación.

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Stephanie baila con Michael sin saber quién es

Análisis comparativo profundo: ¿qué versión envejeció mejor y por qué?

Al colocar ambas películas bajo el microscopio del tiempo, la balanza se inclina drásticamente hacia Grease (1978) como la película que no solo ha envejecido mejor, sino que ha trascendido su condición de mero entretenimiento para convertirse en un artefacto cultural.

Temas, mensajes y relevancia contemporánea

Grease

Los temas universales del primer amor, la amistad, la búsqueda de identidad y la presión de grupo siguen siendo relevantes para las audiencias jóvenes. La lucha de Danny y Sandy por navegar las expectativas sociales y sus propios sentimientos es un motor narrativo potente. Sin embargo, la crítica moderna, como se mencionó, no puede ignorar la conclusión donde Sandy se transforma para "conseguir al chico". Este mensaje de conformidad femenina es, sin duda, el aspecto que peor ha envejecido. No obstante, la alegría general, la energía y el carisma de los personajes a menudo permiten que el público pase por alto o reinterprete estos elementos a través de un lente nostálgico. La película evoca una sensación de inocencia idealizada que sigue siendo atractiva.

Grease 2

La inversión de roles, con Michael cambiando por Stephanie, es teóricamente más progresista. Stephanie es más dueña de sus deseos y no pide disculpas por ellos. Sin embargo, la ejecución es mucho menos convincente. Los personajes son más planos, y la transformación de Michael se siente más como un disfraz que como una evolución genuina. Los temas de individualidad y de perseguir los sueños (de Stephanie por un "Cool Rider", de Michael por Stephanie) están presentes, pero se diluyen en una trama y unos números musicales que carecen de la chispa y la profundidad emocional de la original. Su atractivo actual se basa más en la ironía y en apreciar su "rareza" que en una conexión temática profunda.

Calidad artística y técnica

Música

Aquí la diferencia es abismal. La banda sonora de Grease es una obra maestra del pop, con múltiples éxitos que resisten el paso del tiempo. Cada canción es memorable y funcional dentro de la narrativa. En Grease 2, la música es en gran medida olvidable, con la posible excepción de "Cool Rider" y el gusto adquirido por algunas otras por su excentricidad. No hay un equivalente a "Summer Nights" o "You're the One That I Want" en términos de impacto o calidad.

Actuaciones y carisma

Travolta y Newton-John exudaban una química mágica. El elenco de reparto de Grease creó personajes secundarios entrañables y distintivos. En Grease 2, Michelle Pfeiffer es la única que brilla con luz propia, prefigurando su futura grandeza. Maxwell Caulfield, a pesar de sus esfuerzos, no logró proyectar el carisma necesario, y el resto del elenco palidece en comparación con sus predecesores.

Dirección y coreografía

Randal Kleiser supo manejar el material de Grease con una energía vibrante, y la coreografía de Patricia Birch en la primera película fue innovadora y espectacular. En Grease 2, la dirección de Birch se sintió menos segura, y aunque los números musicales son ambiciosos, a menudo resultan exagerados o simplemente extraños (el número de los bolos con sus connotaciones sexuales, o la clase de biología), sin la gracia y el encanto de la original.

Impacto cultural y nostalgia vs. redescubrimiento de culto

Grease es un pilar de la nostalgia por los años 50 (vista desde los 70) y por la propia experiencia de ver la película en su momento. Su influencia en la moda, el lenguaje y otras obras de la cultura pop es inmensa y continua. Se celebra, se parodia y se homenajea constantemente.

Grease 2 no genera la misma nostalgia masiva. Su resurgimiento es un fenómeno de culto, impulsado por una nueva generación que la descubre y la aprecia por razones diferentes a las que pretendían sus creadores: su estética camp, su condición de "secuela fallida" y el encanto de una joven Pfeiffer. Este tipo de apreciación es válido e interesante, pero no se traduce en el mismo tipo de envejecimiento "gracioso" que el de un clásico genuino.

Grease ha envejecido mejor porque sus fortalezas fundamentales –canciones icónicas, personajes carismáticos (a pesar de sus fallas), una energía contagiosa y una historia de amor arquetípica– siguen resonando con una amplia audiencia. Incluso sus elementos más problemáticos son ahora parte de la discusión sobre cómo han cambiado las sensibilidades culturales, lo que la mantiene relevante.

Grease 2, por otro lado, ha "envejecido" convirtiéndose en una curiosidad. Su atractivo radica precisamente en sus fallos, en su audacia a veces desconcertante y en ser un testimonio de cómo no se debe hacer una secuela de un éxito masivo. Es amada por un grupo selecto, pero no ha logrado, ni de lejos, el estatus de clásico atemporal de su predecesora.

Conclusión 

En el panteón del cine musical, Grease es una celebración efervescente de la juventud y el romance que, a pesar de sus casi cinco décadas y algunas arrugas narrativas vistas con ojos modernos, sigue electrizando a nuevas generaciones. Su banda sonora es eterna, sus personajes son parte del imaginario colectivo y su energía es simplemente irresistible. Es la definición de un clásico que ha envejecido con una gracia y una vitalidad asombrosas.

Grease 2, en cambio, es la crónica de una ambición que superó su ejecución. Concebida a la sombra de un gigante, tropezó en casi todos los aspectos donde la original triunfó. Sin embargo, el tiempo, en su infinita sabiduría, le ha otorgado un tipo diferente de inmortalidad: la del objeto de culto. Apreciada por su singularidad, por su descaro y por ser el inesperado escaparate del naciente talento de Michelle Pfeiffer, ha encontrado un nicho de devotos que la celebran precisamente por lo que es, con todos sus defectos y encantos peculiares.

Ambas películas ofrecen experiencias distintas. Una es un viaje nostálgico a un pasado idealizado que sigue sintiéndose vibrante; la otra, una invitación a un placer más irónico y singular.

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