¿Cómo conectan las historias de Babel? Mirá cómo se cruzan
Distintos países, idiomas y personas unidas por decisiones, silencios y accidentes. Te contamos cómo se entrelazan las historias de Babel.
Distintos países, idiomas y personas unidas por decisiones, silencios y accidentes. Te contamos cómo se entrelazan las historias de Babel.
Portada Babel
Algunas decisiones cambian vidas sin que las personas lo sepan. Eso es lo que plantea
Babel(2006): como hechos mínimos, a miles de kilómetros de distancia, pueden conectar a personas que no se conocen y transformar sus destinos para siempre. La película muestra cómo vivimos entrelazados, incluso cuando creemos estar solos.
En este artículo vamos a explorar cómo se relacionan las historias de Babel, qué tienen en común sus personajes, qué lugar ocupa el lenguaje y qué mensaje propone su estructura narrativa.
Babel no es una historia, sino varias que se desarrollan en paralelo. Tres países, tres culturas, tres realidades distintas unidas por un hilo invisible. La película propone una estructura fragmentada que, lejos de separar, genera una visión más amplia y humana del mundo en que vivimos.
Bajo la dirección de Alejandro G. Iñárritu, cada relato muestra un conflicto particular, pero todos comparten un mismo eje: el intento fallido o doloroso de comunicarse con el otro. Te contamos más sobre su director y de qué trata la película.
Alejandro González Iñárritu, director mexicano, ya había trabajado el cruce de historias en películas como Amores Perros y 21 Gramos. Junto con Babel, estas tres películas forman la llamada "Trilogía de la muerte", un conjunto de relatos que exploran la pérdida, el dolor y las consecuencias inesperadas de nuestras acciones.
En Babel, Iñárritu lleva esta idea al plano global, sumando no solo distintas vidas, sino también culturas, idiomas y contextos políticos. La película fue nominada a siete premios Oscar y ganó el de Mejor Banda Sonora Original en 2007. También obtuvo el Globo de Oro a Mejor Película Dramática y a Mejor Director. En el Festival de Cannes, Iñárritu ganó el premio a Mejor Director, y la película recibió además el Premio del Jurado Ecuménico y el reconocimiento al Mejor Montaje.
La película cuenta tres historias principales, desarrolladas en Marruecos, Japón y México/Estados Unidos, que se van alternando a lo largo del film. Cada una está protagonizada por personajes con vidas muy distintas, interpretados por un reparto internacional de primer nivel.
En Marruecos, un accidente con un arma de fuego provoca una crisis diplomática. La historia gira en torno a Richard y Susan, una pareja estadounidense interpretada por Brad Pitt y Cate Blanchett, que queda varada en el desierto mientras buscan ayuda urgente.
Los chicos huyen tras disparar
En Japón, una adolescente sorda llamada Chieko intenta conectar con su entorno tras la muerte de su madre. El personaje, interpretado por Rinko Kikuchi, expone con fuerza el aislamiento y la incomunicación que atraviesan a muchas personas jóvenes.
En México, Amelia, una niñera interpretada por Adriana Barraza, cruza la frontera con los hijos de sus empleadores para asistir a una boda familiar. Lo que parece un acto de responsabilidad termina por desencadenar una situación límite.
Al principio, estas historias parecen no tener relación. Pero poco a poco se revela que hay un nexo concreto entre ellas, aunque los personajes nunca se crucen cara a cara. Es justamente esa conexión invisible lo que le da profundidad y potencia a toda la película. Vamos a explorar más sobre esto a continuación.
A primera vista, las tres historias que cuenta Babel no tienen mucho en común. Ocurren en distintos países, con personas que nunca se conocen, hablan diferentes idiomas y enfrentan problemas muy distintos. Pero si se mira con atención, todas giran en torno a lo mismo: el deseo de ser escuchadas, entendidas, aceptadas.
La incomunicación —ya sea por idioma, dolor o silencio— es el hilo que une estas vidas. Y aunque las causas parecen aisladas, las consecuencias se sienten en cadena. A continuación, te contamos cómo se desarrolla cada historia y qué la conecta con las otras.
Lo que parece un juego de niños se convierte en tragedia. En una zona rural de Marruecos, dos hermanos prueban un rifle que el padre recibió como pago. Sin saberlo, disparan hacia un colectivo turístico, y una bala hiere gravemente a una mujer estadounidense.
La herida genera una crisis diplomática entre Marruecos y Estados Unidos.
La familia de los niños entra en pánico, mientras la policía local inicia una persecución.
La pareja estadounidense (Richard y Susan) queda varada sin asistencia, con problemas de comunicación.
Esta historia es el punto de partida que conecta indirectamente con las demás, a través del arma utilizada.
En Tokio, una adolescente sorda vive encerrada en su propio mundo, intentando procesar la muerte de su madre y la distancia emocional con su padre. Aunque está rodeada de gente, no logra sentirse parte. Su historia es quizás la más introspectiva y emocionalmente cruda.
Chieko con su padre
El personaje de Chieko intenta comunicarse con su entorno, pero se encuentra con barreras invisibles.
Su sordera no es el único obstáculo: también hay dolor, soledad y una búsqueda desesperada de afecto.
La relación con su padre es tensa y distante; ambos se enfrentan al duelo desde lugares muy distintos.
Esta historia, aparentemente desconectada, se enlaza con las otras por un objeto clave que pasa de mano en mano: el rifle.
Amelia es una niñera mexicana que cuida a los hijos del matrimonio estadounidense herido en Marruecos. Cuando sus jefes no pueden regresar a tiempo, decide llevar a los niños a una boda en México. Lo que parece una solución práctica se convierte en una pesadilla.
Las bodas en México
El cruce fronterizo se complica cuando intentan volver a Estados Unidos.
La policía detiene a Amelia y los niños quedan expuestos en el desierto, sin comida ni agua.
La situación revela el desamparo legal y emocional que muchas personas migrantes enfrentan.
Aunque Amelia actúa desde el cariño, las consecuencias son devastadoras para todos los involucrados.
Aunque las historias de Babel transcurren en lugares completamente distintos, hay elementos que las unen de manera directa. A través de un objeto, una decisión o una omisión, las vidas de personas que nunca se cruzan terminan afectándose. No se trata de coincidencias forzadas, sino de una cadena de consecuencias que nadie pudo prever.
Acá te mostramos cómo esos vínculos, aunque invisibles, sostienen la estructura completa de la película.
Todo comienza con un solo disparo en el desierto de Marruecos. Ese momento marca el inicio de los eventos que afectan a todas las demás historias, incluso a las que ocurren en otros continentes.
Chieko y un novio
El rifle utilizado en Marruecos había sido regalado por un turista japonés al guía local.
Ese turista japonés es el padre de Chieko, la adolescente sorda en Tokio.
La mujer herida por el disparo es la madre de los niños que quedan bajo el cuidado de Amelia en Estados Unidos.
Lo que parece un accidente aislado, en realidad desencadena una reacción en cadena que cruza fronteras.
En Babel, ninguna acción queda aislada. Cada personaje actúa con una lógica propia, pero sus decisiones afectan a otras personas a miles de kilómetros de distancia. La película muestra cómo las vidas están entrelazadas más allá de lo evidente.
Los estadunidenses en Marruecos
Amelia solo quería cumplir con sus responsabilidades, pero termina detenida por un hecho ajeno.
Chieko busca afecto y comprensión, mientras su padre carga con la culpa indirecta del disparo.
Richard y Susan viajan por una pérdida, y terminan heridos en todos los sentidos.
Todo esto demuestra que vivimos conectados e incluso cuando no lo notamos.
Uno de los hilos más fuertes que unen las historias de Babel es la dificultad para comunicarse. En cada una de las tramas, las personas enfrentan barreras lingüísticas, emocionales o culturales que les impiden conectarse realmente con otras. El idioma, lejos de ser una herramienta universal, aparece como un muro.
La película no solo muestra esto a través de los diálogos, sino también con silencios, miradas, gestos y cuerpos que intentan decir lo que las palabras no logran.
El título de la película no es casual. Hace referencia al mito bíblico de la Torre de Babel, donde la humanidad, al querer construir una torre para llegar al cielo, fue castigada con la diversidad de lenguas. Desde entonces, las personas dejaron de entenderse entre sí.
La niñera Amelia
Babel recupera esa idea para hablar de la desconexión humana en un mundo globalizado.
Aunque tenemos más medios que nunca para hablar, la película muestra cómo seguimos sin escucharnos.
Las barreras no son solo lingüísticas: también hay distancia emocional, miedo, prejuicios.
La confusión, el caos y la incomprensión están presentes en todas las historias.
La historia de Chieko en Japón es un claro ejemplo de cómo la ausencia de palabras no significa ausencia de comunicación. Su sordera refuerza esta idea y expone la potencia del lenguaje corporal.
Rinko Kikuchi en Babel
A través de sus gestos, miradas y movimientos, transmite angustia, deseo, frustración.
El cine usa la cámara como “intérprete emocional”, ayudando a que el público entienda sin necesidad de subtítulos.
También en Marruecos y México, los cuerpos expresan más que los diálogos, especialmente en situaciones de crisis.
Babel propone que entender no es solo hablar el mismo idioma, sino saber mirar, escuchar y empatizar.
Babel no es solo una película con premios y grandes nombres. Es una experiencia que te invita a mirar más allá de lo evidente, a conectar con personas que quizás nunca veas, pero con las que compartís emociones, dudas y deseos.
Podés verla gratis en
Mercado Libre Play, sin suscripción ni vueltas. Aprovechá para revisitar este clásico o descubrirlo por primera vez, y después quedate pensando: ¿cuántas decisiones propias pueden estar conectadas con las de otras personas que ni imaginás? Y si te quedás con ganas de más, en el blog de Mercado Libre hay muchas otras recomendaciones que, como Babel, te hacen ver el cine de otra forma.