La mujer de mis pesadillas: dos versiones, dos miradas
¿Viste el remake de La mujer de mis pesadillas con Ben Stiller? Te contamos en qué se diferencia del clásico setentoso.
¿Viste el remake de La mujer de mis pesadillas con Ben Stiller? Te contamos en qué se diferencia del clásico setentoso.
Portada La mujer de mis pesadillas
Algunos remakes logran más que homenajear al original: lo actualizan, lo incomodan y hasta lo discuten. Eso pasó con
La mujer de mis pesadillas(2007), una comedia romántica con tintes ácidos que en su versión con Ben Stiller toma distancia del clásico de los años 70, tanto en tono como en mensaje.
En este artículo vamos a repasar de qué trata la película, cuáles son las diferencias y similitudes entre ambas versiones, qué características trae el estilo de los hermanos Farrelly, cómo fue la recepción de cada una y por qué vale la pena verla hoy.
La historia gira en torno a un hombre que, presionado por su entorno y por el miedo a quedarse solo, se casa rápidamente con una mujer que parece ideal. Pero pronto descubre que no la conoce tanto como pensaba. Lo que empieza como una comedia romántica, toma un giro incómodo y hasta caótico.
La versión original se estrenó en 1972, dirigida por Elaine May y protagonizada por Charles Grodin y Jeannie Berlin. El remake llegó en 2007, de la mano de los hermanos Farrelly, con Ben Stiller y Malin Åkerman en los papeles principales. Aunque la trama base es similar, el enfoque es completamente distinto.
Ben Stiller como Eddie Cantrow
La mujer de mis pesadillas no busca mostrar una historia de amor tradicional. Más bien, expone lo que pasa cuando uno idealiza al otro sin conocerlo de verdad. Por eso, ambas versiones siguen generando debate y siguen vigentes incluso con el paso del tiempo.
Aunque ambas películas parten de la misma idea, están contadas con lenguajes muy distintos. La original se inscribe en un cine más contenido y sarcástico, mientras que el remake apuesta por lo exagerado y lo incómodo. Cada versión refleja las preocupaciones y códigos de su época.
Malin Åkerman como Lila
Estrenada en 1972, la película fue dirigida por Elaine May y protagonizada por Charles Grodin (Lenny Cantrow) y Jeannie Berlin (Lila Kolodny). El tono es más sutil, con diálogos irónicos y situaciones incómodas que se desarrollan sin exageraciones. El humor está al servicio de una crítica más fina al matrimonio moderno.
La historia muestra cómo Lenny se precipita al casarse con Lila, para luego enamorarse de Kelly Corcoran (interpretada por Cybill Shepherd), una joven que representa todo lo que él cree desear. Es una sátira elegante, anclada en la sensibilidad de los años 70.
La versión de 2007, dirigida por Peter y Bobby Farrelly, toma la misma premisa, pero la lleva al extremo. Acá, Ben Stiller interpreta a Eddie Cantrow, un hombre que se deja llevar por la presión de casarse y termina atrapado en una luna de miel que se transforma en pesadilla.
Eddie Cantrow y Lila
Malin Akerman (Lila) brilla como una esposa impredecible y desbordada, mientras que Michelle Monaghan (Miranda) aparece como un nuevo interés amoroso. El humor es más físico, grotesco y sin filtros. Ya no se trata solo de amor, sino de impulsos, consecuencias y caos.
La estructura básica es la misma: un hombre se casa rápido con una mujer que no conoce del todo y, durante la luna de miel, se enamora de otra. Pero el tono, los personajes y el mensaje final tienen diferencias clave que marcan el paso del tiempo entre una versión y otra.
En la original, Lenny es más introspectivo, y aunque su comportamiento es cuestionable, nunca llega al ridículo. En cambio, Eddie, en el remake, está rodeado de exageraciones: su entorno lo presiona, su esposa es extrema, y Miranda parece la perfección. El contraste es más forzado, lo que genera un tipo de humor mucho más agresivo.
Eddie charla con Miranda
Sin embargo, hay elementos que se mantienen. Ambas historias critican la idealización del amor y cómo las decisiones apuradas pueden arrastrar a consecuencias inesperadas. Lo que cambia es la forma de contarlo: de una sátira sutil a una comedia de situaciones incómodas que no busca sutilezas.
En ambas versiones de La mujer de mis pesadillas, los personajes secundarios no solo acompañan la historia: ayudan a generar tensión, humor y hasta incomodidad. Son quienes le dan al protagonista el empujón —o el freno— en los momentos clave.
En la versión original de 1972, los vínculos secundarios son más sutiles, pero igual de importantes:
Suegra de Lenny (Audra Lindley): controladora y tradicional, refuerza la presión sobre el protagonista para mantener su matrimonio.
Padres de Kelly (Eddie Albert y Doris Roberts): representan lo opuesto a Lila; una familia idealizada, que encarna el tipo de vida que Lenny cree desear.
Amigos y desconocidos: varios personajes menores ayudan a que el espectador vea el mundo desde la incomodidad creciente de Lenny.
En el remake de 2007, los personajes secundarios son más exagerados y cómicos, en línea con el estilo Farrelly:
Doc (Jerry Stiller): el padre de Eddie, con un humor directo y desinhibido, que aporta los momentos más groseros pero también más humanos de la película.
Jerry Stiller en escena
Mac (Rob Corddry): el mejor amigo de Eddie, que representa la voz del impulso y el sarcasmo, sin filtro ni contención.
Padres de Miranda (Polly Holliday y Bill Hader): son clave para profundizar el conflicto emocional de Eddie y mostrar que no todo lo que parece perfecto realmente lo es.
El vendedor del hotel, el huésped excéntrico, los amigos de Lila: todos ayudan a intensificar la sensación de que Eddie no tiene control sobre nada.
Este abanico de personajes secundarios refuerza el clima que propone cada versión: más sobrio y social en la original, más desbordado y absurdo en el remake. Y son también parte de lo que hace que cada película tenga una identidad muy marcada, más allá del protagonista.
Los hermanos Farrelly son conocidos por llevar las comedias románticas a lugares poco convencionales. Su estilo combina lo absurdo con lo incómodo, poniendo a sus personajes en situaciones extremas que rozan lo grotesco, pero siguen siendo humanas.
Eddie se diverte con Miranda
En La mujer de mis pesadillas, ese enfoque se nota desde el primer acto. Los diálogos son más agresivos, las reacciones exageradas y los conflictos crecen hasta volverse inverosímiles. Pero todo responde a un objetivo claro: mostrar lo absurdo de idealizar a alguien sin conocerlo realmente.
Este sello ya se había visto en otras películas como
Loco por Mary(1998) o Amor ciego (2001), donde el amor se mezcla con situaciones desbordadas. En el remake, los Farrelly empujan esa fórmula al límite, y logran que una historia clásica se sienta más incómoda, pero también más actual.
Pelea entre Lila y Eddie
La versión de 1972 fue bien recibida por la crítica y se destacó por su enfoque irónico y poco convencional. Fue, incluso, nominada al Oscar en dos categorías, incluyendo mejor actriz de reparto para Jeannie Berlin y mejor actor de reparto para Eddie Albert, que interpreta al padre de Kelly. Esto consolidó su prestigio como una sátira inteligente sobre el matrimonio moderno.
Lila con crema de quemaduras
El remake de 2007 fue más divisivo. Algunos valoraron el humor incómodo y la actuación de Ben Stiller, pero otros lo criticaron por exagerado y grosero. No tuvo el mismo impacto cultural que otras comedias de la época como Virgen a los 40 (2005), Mi novia Polly (2004), Loco por Mary (1998) o Los rompebodas (2005), que sí conectaron con un público más amplio.
Con el tiempo, ambas versiones encontraron su lugar. La original se reconoce por su estilo y guión, mientras que el remake se vuelve interesante por cómo adapta el conflicto a un público contemporáneo, aún si incomoda más de la cuenta.
Si bien el remake no fue un éxito arrollador, sigue siendo una propuesta interesante para quienes disfrutan de las comedias incómodas y ácidas. El contraste entre los personajes, el ritmo acelerado y las situaciones absurdas lo hacen ideal para quienes buscan algo distinto.
Además, Ben Stiller logra un equilibrio entre lo patético y lo simpático, lo que vuelve a Eddie Cantrow un personaje con el que es fácil identificarse, incluso cuando se equivoca. La química con Michelle Monaghan también aporta momentos más genuinos, que contrastan con el caos que vive con Lila.
Eddie acaricia un ratón
Si te gusta el estilo de los hermanos Farrelly o buscás algo en la línea de Amor ciego, Mi novia Polly o Loco por Mary, probablemente disfrutes de este remake. No es una comedia romántica tradicional, y por eso mismo, vale la pena redescubrirla.
La mujer de mis pesadillas no es solo una comedia romántica más. Ya sea en su versión original o en el remake, plantea preguntas incómodas sobre el amor, las expectativas y lo que pasa cuando uno elige sin mirar. Y aunque el enfoque cambie, el fondo sigue siendo igual de actual.
El remake con Ben Stiller le da una vuelta más ácida a la historia, exagerando todo al punto de la incomodidad. Pero ahí está su encanto: en mostrar lo absurdo de idealizar y apurarse en el amor. Una película que incomoda, pero también hace reír y pensar.
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Mercado Libre Playy redescubrí una historia que, con humor y caos, dice mucho más de lo que parece.