Departamentos de pozo: ventajas y desventajas de invertir en este tipo de propiedades

Invertir en

es una opción cada vez más elegida por quienes buscan acceder al mercado inmobiliario con una inversión inicial más baja y la posibilidad de obtener una revalorización interesante a mediano y largo plazo. Sin embargo, esta modalidad conlleva riesgos y particularidades que todo comprador o inversor debe conocer antes de comprometer su capital.

En esta nota te contamos en detalle qué significa comprar un departamento de pozo, cuáles son las principales ventajas que ofrece, y qué aspectos es clave evaluar para evitar sorpresas negativas durante el proceso.

Un departamento de pozo es aquel que se compra durante la etapa de construcción del edificio, es decir, cuando la obra está en proceso o incluso recién comienza. Este tipo de compra permite acceder a precios promocionales y condiciones de pago flexibles, ya que el comprador financia el inmueble mientras se termina la construcción.

Para darle mayor seguridad a la operación, en países como Argentina y Uruguay es frecuente que este tipo de proyectos se gestionen a través de un fideicomiso al costo, un mecanismo donde un fiduciario se encarga de administrar los fondos recibidos de los compradores para que se destinen exclusivamente a la obra, reduciendo riesgos de malversación o desviación de fondos.

Una de las principales razones para

es el precio más bajo en comparación con un inmueble terminado o usado. Según desarrolladores, el costo por metro cuadrado en pozo puede ser hasta un 30% más económico. Esto se explica porque el comprador asume el riesgo de esperar a que la obra se finalice, por lo que el precio refleja esta incertidumbre.

Este ahorro inicial es una oportunidad especialmente valiosa en contextos de alta inflación o incertidumbre económica, donde otras inversiones pueden ser menos accesibles o menos rentables.

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La compra de un departamento de pozo generalmente se estructura con un pago inicial y cuotas mensuales durante todo el proceso de obra. Esto hace que la inversión sea más accesible para quienes no disponen del capital total de inmediato. En muchos casos, las cuotas se ajustan según índices como el CAC (Cámara Argentina de la Construcción) o la inflación, pero permiten financiar la compra de forma escalonada.

Aunque las cuotas suelen pagarse en moneda local (pesos), el valor del inmueble se fija en dólares o moneda extranjera, lo que ofrece un resguardo contra la devaluación y la inflación locales. Esto convierte a los departamentos de pozo en una opción atractiva para proteger el capital frente a la pérdida de poder adquisitivo.

Comprar en pozo puede ser una estrategia rentable si el proyecto se ubica en una zona con crecimiento inmobiliario o desarrollo urbano. Una vez terminado, el valor del inmueble suele aumentar, y quienes compraron a menor precio inicial pueden obtener una ganancia significativa si deciden vender.

Más allá del precio, la posibilidad de financiar en cuotas y acceder a planes con cuotas extendidas (a veces incluso después de la entrega del inmueble) hace que esta opción sea una de las pocas vías para llegar a la vivienda propia sin contar con un monto total ahorrado.

Uno de los principales riesgos es que la construcción sufra retrasos importantes o, en el peor escenario, que se suspenda definitivamente. Problemas financieros del desarrollador, falta de materiales, o situaciones externas pueden afectar la finalización del proyecto. Esto implica una espera prolongada y potencial pérdida de la inversión.

Aunque las cuotas en pesos facilitan el acceso, muchas veces están sujetas a ajustes periódicos vinculados a índices inflacionarios o al CAC. Esto puede incrementar el costo final del inmueble respecto al valor inicial presupuestado, impactando el presupuesto de los compradores.

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Mientras la propiedad está en obra, el capital invertido no genera ingresos (como alquileres) ni puede recuperarse fácilmente, ya que no es posible vender un inmueble que no está terminado con la misma facilidad que uno listo para habitar. Esto limita la liquidez del inversor durante el período de construcción.

Existe el riesgo de que el producto final difiera del proyecto original, ya sea en calidad, terminaciones o diseño. Esto puede generar frustraciones y pérdida de valor, por lo que es clave realizar una investigación exhaustiva sobre el desarrollador y revisar antecedentes de obras previas.

La reputación y solvencia del desarrollador son fundamentales. Empresas con experiencia y buena trayectoria tienden a cumplir plazos y calidad, mientras que desarrolladores sin historial claro aumentan el riesgo de incumplimientos o problemas legales.

Invertir en departamentos de pozo ofrece una atractiva combinación de precio accesible, financiación cómoda y potencial de revalorización, ideal para quienes planean a largo plazo y buscan construir su patrimonio inmobiliario. Sin embargo, este tipo de inversión no está exenta de riesgos, principalmente vinculados a demoras en la obra, ajustes de precio y la confianza depositada en el desarrollador.

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En comparación con la

, los de pozo presentan un perfil de mayor riesgo, pero también mayor potencial de ganancia, mientras que los departamentos ya listos ofrecen seguridad y liquidez inmediata, a un costo generalmente más alto.

Para quienes evalúan esta opción, la clave está en informarse bien, entender las condiciones del contrato, y realizar una elección cuidadosa del proyecto y la empresa constructora. Con estos cuidados, comprar un departamento de pozo puede ser una excelente forma de ingresar al mercado inmobiliario con una inversión inteligente y con perspectivas de crecimiento.

Inés Soler