
A partir de la derogación de la Ley de Alquileres, los contratos volvieron a negociarse libremente entre propietarios e inquilinos. Fuente: Unsplash
Con la derogación de la anterior Ley de Alquileres, el mercado locativo argentino ingresó en una nueva etapa. A partir de 2025, los contratos entre propietarios e inquilinos están regidos por un esquema más flexible y con mayor margen de negociación. Sin embargo, esta nueva libertad también exige mayor atención a lo que se firma.
En esta nota, repasamos punto por punto las condiciones más importantes que debe tener un contrato de alquiler y que debe tener en cuenta quien busca, por ejemplo,
alquilar un departamento en Capital Federal o en cualquier lugar de la Argentina.
¿Qué establecía la Ley de Alquileres derogada?
Hasta fines de 2023, la Ley 27.551 regulaba los contratos de locación urbana en Argentina. Esta norma, sancionada en 2020, introdujo modificaciones que buscaban proteger al inquilino, pero que terminaron generando rigideces que desincentivaron la oferta de inmuebles.
Estos eran sus principales puntos:
Duración de 3 años: los contratos no podían celebrarse por plazos menores, salvo excepciones.
Actualización anual obligatoria: solo se permitía un ajuste de precio por año, calculado según el Índice de Contratos de Locación (ICL), que combinaba inflación (IPC) y evolución salarial (CVS).
Depósito de garantía: se establecía un monto máximo de un mes de alquiler, que debía devolverse actualizado.
Registro en AFIP: era obligatorio inscribir cada contrato en el sistema del organismo fiscal.
Diversidad de garantías: se reconocían varias opciones, además de la garantía propietaria tradicional, como seguros de caución o recibos de sueldo.
Con el tiempo, estas condiciones —especialmente el plazo obligatorio y el ajuste anual— fueron cuestionadas por distintos sectores. La principal crítica: limitaban la flexibilidad y no reflejaban la realidad económica, con lo cual muchos propietarios retiraron sus inmuebles del mercado locativo.
Qué cambió en 2025: condiciones actuales
La derogación de la ley anterior dio lugar a un marco más desregulado, donde las partes tienen mayor poder de decisión al momento de firmar un contrato. Sin embargo, eso no significa que todo valga: hay condiciones que deben quedar claras y plasmadas por escrito a la hora de
alquilar un PH, casa o departamento.
Ya no rige el plazo de tres años. Ahora, las partes pueden acordar contratos por uno, dos o más años, según su conveniencia. El plazo más común en este nuevo escenario es 24 meses, con opción a renovar, aunque todo depende del tipo de propiedad y del perfil del inquilino.
2. Actualización del precio
Una de las claves del nuevo esquema es la posibilidad de pactar libremente la fórmula de actualización del alquiler. Las opciones más utilizadas son:
Índice de Precios al Consumidor (IPC): publicado por el INDEC, refleja la inflación oficial.
Coeficiente de Variación Salarial (CVS): se actualiza según la evolución de los salarios registrados.
Índice de Contratos de Locación (ICL): aún se utiliza como referencia en algunos contratos.
También hay acuerdos que establecen ajustes fijos trimestrales o cuatrimestrales, independientemente de índices oficiales. Lo fundamental es que el mecanismo elegido figure claramente en el contrato.
Por ejemplo, si el
alquiler de un departamento de dos ambientes en Palermo arranca en $450.000 y se ajusta cada tres meses por IPC, con una inflación acumulada del 8,56%, en el cuarto mes el nuevo valor sería de $488.520.
Los contratos pueden establecer valores en pesos o en dólares. Si bien lo más habitual sigue siendo el alquiler en pesos, en zonas premium o en contratos temporarios es común el uso de dólares. En estos casos, es importante dejar en claro en el contrato:
Si se trata exclusivamente de dólares a pagar en billete o por transferencia.
Si se permite pagar en pesos.
A qué tipo de cambio se hará la conversión.
Qué día se toma como referencia para ese cálculo.
4. Expensas, impuestos y servicios
Uno de los puntos que más conflictos genera. Para evitar sorpresas, el contrato debe especificar quién paga cada gasto. Lo habitual es:
Inquilino: paga las expensas ordinarias, agua, luz, gas, internet y otros servicios.
Propietario: paga las expensas extraordinarias, ABL, impuestos provinciales y gastos de consorcio fuera del uso habitual.
Los propietarios pueden exigir diferentes tipos de garantías, siempre que sean razonables y accesibles. Algunas opciones comunes:
La elección de la garantía puede influir en la rapidez con que se concrete un contrato, por lo que conviene tener varias alternativas preparadas.
6. Reparaciones y mantenimiento
Este ítem suele generar discusiones durante la vigencia del contrato. La regla general es:
Inquilino: se hace cargo de reparaciones menores y del mantenimiento habitual (grifería, cerraduras, artefactos).
Propietario: debe responder ante fallas estructurales o problemas mayores del inmueble (humedad, electricidad, cañerías).
Es aconsejable detallar estos aspectos en el contrato y, en caso de reparaciones grandes, acordar cómo se notifican y qué plazos rigen.
Aunque el contrato tenga un plazo establecido, siempre se puede rescindir. Por eso es importante que incluya:
Plazo mínimo de permanencia: habitualmente, se permite rescindir sin penalización después de seis meses.
Notificación previa: suele ser de 30 días.
Penalidades: si la rescisión ocurre antes del plazo mínimo, se puede acordar una compensación (por ejemplo, un mes de alquiler).
8. Inventario y estado del inmueble
Al inicio del contrato, conviene elaborar un acta de entrega con detalle del estado general y, si aplica, un inventario de muebles o electrodomésticos. Esto evita disputas al momento de la devolución.

Al iniciar un contrato, se recomienda documentar el estado inicial de la vivienda para evitar posibles discusiones
Cuatro consejos para firmar un contrato sin sorpresas
Leé con atención cada cláusula: incluso si el contrato parece estándar, pueden existir condiciones particulares.
Consultá a un profesional: un escribano o abogado puede ayudarte a interpretar los términos legales.
Documentá el estado inicial: fotos y videos al ingresar ayudan a dejar constancia de cómo se recibió el inmueble.
Pedí comprobantes de pago: ya sea transferencia o efectivo, todo pago debe estar respaldado.
Los contratos de alquiler en 2025 son más flexibles, pero también más personalizados. Esta nueva etapa requiere mayor claridad, diálogo y atención a los detalles. Entender cada cláusula es la mejor forma de evitar conflictos y garantizar una buena experiencia tanto para propietarios como para inquilinos.
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